Violencia institucional contra la población TranS’

Hablamos de violencia institucional cuando las instituciones del Estado niegan o pisotean los derechos de las personas. Esta violencia se aplica especialmente hacia los sectores más vulnerables de la población.

 

TranS Latinas

La violencia institucional hacia la población TranS’ es constante. El paso por estas experiencias constituye un golpe fuerte, que no sólo enferma el cuerpo sino también la psicología de quienes padecemos este tipo de humillación. Dos historias me golpearon fuertemente en el último tiempo.
Una es la de Romina. Ella es una chica TranS’ que fue detenida por una contravención en la Comisaría de Billinghurst. Pasó diez días presa; fue trasladada a tres comisarías distintas. Soportó frío y hambre en un calabozo sin colchón ni frazadas, bajo condiciones pésimas y padeciendo una enfermedad crónica.

Es sabido que una detención por una contravención no puede demorarse más de 12 horas. Cuando me entero del caso, Romina ya había estado cinco días detenida. Fui a la comisaria a buscar datos sobre su persona sin recibir ningún tipo de respuesta. Dejé en claro que Romina no estaba sola y que contaba con el apoyo de una ONG y particularmente mío, como referente TranS’ de Malvinas Argentinas. Luego me asesoré con un abogado. La “excusa” para mantener a Romina encarcelada era no tener un domicilio fijo. Poniéndome en riesgo, por posibles hostigamientos en represalia, puse a disposición mi domicilio para realizar las actas necesarias para tramitar su liberación inmediata. Se logró pasados varios días.

Otro caso fue el de Alejandra. Ella estaba internada en el Hospital Larcade, de San Miguel, con un tumor cerebral. Había sido mal medicada con corticoides, lo cual le despertó una antigua tuberculosis infantil. Ante el empeoramiento de su salud, Alejandra decide firmar su retiro voluntario del hospital. Al enterarme la busqué, sabiendo que no podía estar en la calle en ese estado. La acompañé al Hospital Fernández donde tampoco fue asistida. Finalmente acudimos al Hospital Muñiz donde nos hacen esperar horas en la guardia. Ante la negativa de un médico de atenderla -en un claro caso de transfobia-, comencé a contactarme, mediante las redes sociales con O.N.G y organizaciones para gestionar un turno urgente. Alejandra se encontraba con una parálisis de medio cuerpo esperando horas para su atención médica.

 No sólo no encontró una solución a su problema sino que fue maltratada. Se expuso, además, al contagio de tuberculosis de otros pacientes que se encontraban en la guardia. Mediante mi insistencia mía y la movilización de contactos, logramos que sea internada en el hospital.

Lamentablemente estos no son casos aislados, sino que son una constante que sufrimos las personas TranS’. Es por esto que nuestra lucha no tiene descanso.

Informaciones de La izquierda